Escribe Maite Alvarado en Paratexto (Buenos Aires, Eudeba, 2006, pág. 55): “La mayoría de los prólogos cumplen dos funciones básicas, que comparten con las contratapas, aunque la dominancia de una sobre otra es inversa en ambos: una función informativa e interpretativa respecto del texto y una función persuasiva o argumentativa, destinada a captar al lector y retenerlo”.
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